Jardín de las Artes Kunstgarten, Puerto Varas, Chile
17 octubre – 30 diciembre 2023
En el contexto del “II Encuentro LandArt, Instalaciones y Paisajismo”, organizado por el Centro Cultural Bosque Nativo de Puerto Varas y Fundación PLADES Frutillar, tuve la oportunidad de volver a exhibir “Las inefables alegrías de la enumeración”. Este proyecto, iniciado en el año 2013 en el LIEUX / LIEUES International in situ Art Symposium de la Fondation Derouin, en Val-David, Quebec, Canadá, continuó el año 2019 con la traducción del fragmento de Penser / Classer de Georges Perec, al mapugungún y, algunos fragmentos, al yagán.
En este Encuentro LandArt he decidido exhibir dos versiones del texto en francés –por ser el texto original–, dos versiones en castellano y dos en mapugungún. La traducción al mapudungún, a cargo de Cristian Vargas Paillahueque, dejó en evidencia la distancia entre lenguas, cosmovisiones y formas de ver y habitar el mundo. En el mapudungún no sólo no existía la traducción exacta para términos como ‘exhaustivo’, o ‘inconcluso’, sino que la misma forma del lenguaje era distinta: las palabras no eran sólo sustantivos y/o artículos, sino más bien la expresión de toda una idea o concepto.
El desafío final de la traducción fue, entonces, asumir la dificultad y el fracaso como parte del proceso, la distancia como lo más permanente, lo imposible como lo real. Cuando se habla de traducir un texto, inmediatamente se piensa en transformar lo escrito en un idioma original a otro distinto, para lo cual es necesario conocer ambos. Sin embargo, y de manera más relevante, es necesario también conocer y entender el sentido de aquello que se quiere traducir, y que corresponde a algo así como su esencia, lo que le da origen. Siguiendo esta línea de pensamiento es posible considerar que, en estricto rigor, la primera traducción es siempre la escritura misma del texto, y el autor su primer traductor; el encargado de transformar algo abstracto (una idea) en algo concreto (una palabra o una frase), en traducir el pensamiento en escritura.
Surge entonces el inevitable cuestionamiento acerca de si acaso la traducción es un ejercicio imposible en tanto inexistente. En ese sentido, entonces, todo intento por traducir algo a las propias palabras o al propio idioma, no sería más que un intento por conectar con otros a través del lenguaje. Y es esto precisamente lo que desde siempre ha dado existencia a este último. La escritura siempre carga con un sentido, aunque no lo podamos descifrar, aún no conociendo la lengua o idioma en que fue escrito un texto algo podemos encontrar ahí, en aquel conjunto definido de signos que es el lenguaje.
Así, más que de lo real, de la restricción y de la distancia, «Las inefables alegrías de la enumeración» nos habla de las posibilidades y del encuentro. En las distintas lenguas, acentos y cosmovisiones, la palabra está siempre obedeciendo a la necesidad de decir, tan propiamente humana como la de dedicarnos a esas tareas imposibles que, al fin y al cabo, son las que dan sentido a aquello que hemos convenido llamar nuestra vida.
Letras de fieltro de lana natural caladas a mano, sobre árboles.
Versiones en francés, castellano y mapudungún (trad. Cristian Vargas Paillahueque)
Obra exhibida:
“Las inefables alegrías de la enumeración”
Kunstgarten Garden of the Arts, Puerto Varas, Chile
October 17 – December 30, 2023
In the context of the “II Encuentro LandArt, Instalaciones y Paisajismo”, organized by the Centro Cultural Bosque Nativo, Puerto Varas and Fundación PLADES, Frutillar, I had the opportunity to exhibit again “Las inefables alegrías de la enumeración” (The ineffable joys of enumeration). This project, initiated in 2013 at the LIEUX / LIEUES International in situ Art Symposium of the Fondation Derouin, in Val-David, Quebec, Canada, continued in 2019 with the translation of the fragment of Penser / Classer by Georges Perec, into Mapugungun and, some fragments, into Yaghan.
In this LandArt Encounter I have decided to exhibit two versions of the text in French –the original text–, two versions in Spanish and two in Mapudungun. The translation into Mapudungun, in charge of Cristian Vargas Paillahueque, made evident the distance between languages, worldviews and ways of seeing and inhabiting the world. In Mapudungun, not only was there no exact translation for terms such as ‘exhaustive’ or ‘inconclusive’, but the very form of the language was different: the words were not only nouns and/or articles, but rather the expression of a whole idea or concept.
The final challenge of translation was, then, to assume difficulty and failure as part of the process, distance as the most permanent, the impossible as the real. When one speaks of translating a text, one immediately thinks of transforming what is written in one original language into another, for which it is necessary to know both. However, and more importantly, it is also necessary to know and understand the meaning of that which is to be translated, which corresponds to something like its essence, that which gives it origin. Following this line of thought, it is possible to consider that, strictly speaking, the first translation is always the writing of the text itself, and the author its first translator; the one in charge of transforming something abstract (an idea) into something concrete (a word or a phrase), of translating thought into writing.
The inevitable question then arises as to whether translation is an impossible exercise insofar as it does not exist. In this sense, then, any attempt to translate something into one’s own words or language would be nothing more than an attempt to connect with others through language. And this is precisely what has always given existence to the latter. Writing always carries a meaning, even if we cannot decipher it, even if we do not know the language in which a text was written something can be found there, in that defined set of signs that is language.
Thus, more than of the real, of restriction and distance, “The Ineffable Joys of Enumeration” speaks to us of possibilities and encounter. In the different languages, accents and worldviews, the word is always obeying the need to say, as properly human as the need to dedicate ourselves to those impossible tasks that, after all, are what give meaning to what we have agreed to call our life.
Installation of natural wool felt cut out by hand, on trees.
Versions in French, Spanish and Mapudungun (translated by Cristian Vargas Paillahueque).
Exhibited work:
“The ineffable joys of enumeration”