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contexto

Durante mis años de estudios fueron muchas las veces en las que incluí autorretratos fotográficos en mis obras. Sin embargo, desde Para hacer en casa (1992) pasaron diez años antes de utilizar nuevamente mi imagen, esta vez para realizar tres nuevas obras, entre ellas ejercicios de fortalecimiento del cuerpo: distensión.

Se trata de una instalación de dos fotografías de gran escala –una de las cuales está invertida en espejo–. En ellas se ve una mujer arrodillada junto a la tina de baño, lavando ropa. A diferencia de los retratos que formaron parte de Para hacer en casa, en este caso la ubicación de la mujer –de espaldas a la cámara– esconde su identidad. Pero esta no es la mayor diferencia: en este caso, es más bien la ausencia de pose lo que prima en la imagen, porque ya no se trataba de registrarme en el lugar que habitaba, sino de capturar una acción doméstica ordinaria; los movimientos, el tiempo y el ritmo que son necesarios para realizarla.

Entonces, estas fotografías se unen a aquellos registros sistemáticos de mis hijos realizados algunos años antes, en los cuales se les podía ver realizando pequeñas acciones cotidianas, simples rutinas repetidas insistentemente a lo largo del tiempo. Sin embargo, en esta oportunidad también la materialidad de la obra se vuelve relevante, ya que estas enormes fotografías fueron producidas de manera doméstica, en cientos de módulos que fueron impresos uno a uno en una impresora a inyección de tinta sobre papel de acuarela, soporte tan frágil como el instante que intentaba contener la imagen.

  1. © 2023 mónica bengoa

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